Señales de advertencia de suicidio en niños y adolescentes
Generalidades
Las señales de advertencia de suicidio en los niños y los adolescentes incluyen:
- Hablar sobre el suicidio o querer morir o desaparecer.
- Hablar, escribir o dibujar sobre la muerte.
- Regalar pertenencias.
- Distanciarse de amigos y familiares.
- Estar enojado u hostil.
- Hacer cosas peligrosas, como conducir demasiado rápido.
- Consumir alcohol o drogas.
- Tener cambios en los hábitos de alimentación o del sueño, como comer menos o dormir más de lo habitual.
No todas las personas que corren riesgo de suicidio tienen estas señales. Pueden tener otras. Por ejemplo, pueden parecer desesperadas, ansiosas o deprimidas. O pueden dejar de preocuparse por su aspecto personal.
También puede haber otras razones para estas conductas.
Dónde conseguir ayuda las 24 horas del día, 7 días a la semana
Si su hijo habla de suicidio, autolesionarse, una crisis de salud mental, una crisis por consumo de sustancias o cualquier otro tipo de angustia emocional, consiga ayuda de inmediato. Usted puede:
- Marcar 988 para llamar a la línea de prevención del suicidio y crisis.
- Enviar un mensaje de texto que diga HOME al 741741 para acceder a la línea de mensajes de texto en casos de crisis.
Considere guardar estos números en su teléfono.
Visite 988lifeline.org para obtener más información o conversar en línea.
¿Qué pone a los niños y adolescentes en riesgo de suicidio?
Es difícil saber si un niño o un adolescente está pensando en el suicidio. Pero puede fijarse en las cosas que pueden hacerles más propensos a tener pensamientos suicidas o a realizar un intento de suicidio. Entre ellas se incluyen sus experiencias personales y sus antecedentes familiares.
Tómese en serio cualquier mención de suicidio. Si un niño o un adolescente habla de suicidio, autolesiones o sentirse desesperado, obtenga ayuda de inmediato.
Experiencias personales
Los niños y los adolescentes pueden ser más propensos a pensar en el suicidio o a intentarlo si:
- Han intentado suicidarse antes.
- Tienen una afección de salud mental, como depresión, ansiedad, trastorno bipolar, esquizofrenia o un problema con las drogas o el alcohol (trastorno por consumo de sustancias).
- Conocen a alguien que haya intentado suicidarse o haya muerto recientemente por suicidio. Puede tratarse de un amigo, un familiar o un héroe personal, como un deportista o un músico.
- Tienen acceso a un medio de suicidio, como una pistola o pastillas.
- Tienen un historial de abusos sexuales.
- Tienen un historial de acoso escolar.
- Tienen antecedentes de autolesiones no suicidas.
- Han pasado por una experiencia estresante, como un divorcio en la familia o la muerte de uno de los padres.
- Tienen problemas legales o de disciplina, o tienen problemas en la escuela (como calificaciones bajas, problemas de comportamiento o ausencias frecuentes).
- Tienen estrés causado por cambios físicos relacionados con la pubertad, enfermedades crónicas u otros problemas.
- Son parte del colectivo LGBTQ+. Cuestiones como el acoso y la discriminación pueden contribuir a aumentar el riesgo.
Antecedentes familiares
Los niños y adolescentes pueden tener un mayor riesgo de suicidio si tienen:
- Antecedentes familiares de suicidio.
- Un progenitor con depresión o trastorno por consumo de sustancias.
- Una vida familiar problemática o abusiva.